BOTE Y REBOTE O LA REPETICIÓN INCESANTE DE LO MISMO
- 23 feb 2017
- 4 Min. de lectura

Las acciones en la historia venezolana son un constante bote y rebote. Las acciones terminan por chocar con otras acciones que producen tal rebote. Lo cual las hace retroceder o cambiar de dirección; ya que imponen así mismas una reacción que produce ese rebote. Este vaivén es constante como veremos a continuación.
La Declaración de Independencia de 1811 y la inmediata Guerra de Independencia son ambas un movimiento hacia delante. Una acción que avanza a través de la historia. Ambas acciones son las primeras de América del Sur y las segundas del continente americano. Por lo cual, se podría esperar que impulsaran un cambio en la dimensión cultural, social y económica de la época post-independentista. Sin embargo, no fue así. Se produjo el rebote. Las formas sociales, culturales y económicas permanecieron según el modo colonial. Venezuela no se adentro en el capitalismo, sino que permaneció en el modelo terrateniente, un sistema feudal.
La Guerra Federal, por su parte, es otro conjunto de acciones hacia adelante. Esto es, son un bote. De esta guerra civil podríamos esperar una transformación de deseos y necesidades en los ámbitos sociales, económicos y culturales. No obstante, antes de terminar la Guerra Federal, ya se ha ido produciendo el rebote. La República permanece y ahonda su hacer en el modelo terrateniente; ni en lo social ni en lo cultural se producen cambios. Todos los visos y vicios de la época colonial están presentes. Se vuelto a producir el rebote.
La llegada de los andinos al poder, con la alborada del siglo XX, abre nuevamente la posibilidad de un bote nuevo. Pero, no ocurre. Inmediatamente la Revolución Liberal Restauradora comandada por Castro produce el rebote. Se retorna al siglo XIX, a su modelo social, económico y cultural. La explotación petrolera durante el gobierno de Gómez no cambia la situación. El modelo capitalista sigue lejano a la cultura económica de la República. Los aspectos de sobrevivencia, seguridad y superación ciudadana son los mismos de la era post-independentista. El rebote ha hecho presencia.
La «concepción desarrollista» que anima el gobierno de Pérez Jiménez abre un avance en lo industrial-económico. Pues, por primera vez se comienzan a ver visos del capitalismo en el hacer producción nacional. La concepción desarrollista produce un impulso hacia adelante. No obstante, el modelo político de la dictadura militar-parlamentaria es causa del rebote, en particular en lo político y lo social. Ciertos visos en lo cultural muestran otra cosa, por ejemplo, la construcción de la Universidad Central de Venezuela. El modelo terrateniente sigue presente en lo económico, aunque ha variado. Pérez Jiménez cuenta, en el libro de Agustín Blanco Muñoz «Habló el General», que Eugenio Mendoza le pidió le que diera la concesión absoluta del Cerro Imataca y Bolívar, esto es, que le diera la concesión absoluta de toda la explotación del hierro venezolano. Esto es un modelo feudal o monopólico, como prefieran.
Con la llegada al poder de los socialdemócratas y de los socialcristianos se produce nuevamente un bote, un avanzar hacia adelante; que a los pocos años se va deteniendo. Y comienza a producir un rebote. Ya los modelos sociales, culturales y económicos del siglo XIX han sido superados en gran medida. Ha costado más de medio siglo XX. No obstante, la corrupción, esa permanente e insaciable búsqueda del «botín de conquista» por parte de quienes llegan al poder, permite el rebote que hace frenar el avance social, económico y cultural de la República en la segunda mitad del siglo XX. Recordemos que el «botín de conquista» es un modo de cobro durante la conquista de América.
En los albores del siglo XXI, la elección de Hugo Chávez abre la posibilidad a un nuevo bote social, cultural, económico. No obstante, al estancarse en circunstancias viejas y soluciones arcaicas que no van con el entorno, se produce el rebote. Que impide la posibilidad de adaptarse a los nuevos problemas de la República. Por lo cual, terminará por desintegrarse y desaparecer. Ya no es la permanencia del modelo terrateniente-feudal post-independentista el que limita el avance y la probabilidad de avanzar. Ahora es la asunción de un pseudo-modelo comunista propio de principio de siglo XX, que es en última instancia un efecto más del capitalismo, es lo que produce el rebote en lo social, cultural, político y económico. Aunque lo hayan denominado «Socialismo del siglo XXI», es la mera imitación de un modelo ya obsoleto. Tal como lo presenciamos en la actualidad cotidiana.
Como apreciamos en los doscientos años de existencia de la República es constante el movimiento de bote y rebote. Incluso podemos percibir que el rebote ya está incito en el bote, éste lo contiene. ¿Por qué lo contiene? O ¿Qué hace que se caiga inmediatamente en el rebote? Son preguntas sin respuestas en este artículo. Pero son interrogantes necesarias, a las cuales hay que buscar respuestas. Para así poder contestar la siguiente cuestión ¿Cómo evitar o alargar la posibilidad del rebote?
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