DESPOJADOS Y REINTEGRADOS LA DOBLE CARA DE LA MONEDA POLÍTICA
- 21 oct 2017
- 5 Min. de lectura

Primo Levi cuenta que cuando los nazis conducían a los judíos a los campos de concentración, lo primero que hacían era quitarle los zapatos. Con esta acción tan simple comenzaba la fractura de la voluntad, es lo más sencillo que se podía hacer. Despojarlos. La estrategia siempre es simple; tan simple que pasa desapercibida hasta que está consumada. No se logra percibir cuando se ha comenzado a aplicar. Ésta se engendra y promueve sin complicaciones ni dificultades, de allí su eficiencia.
Al algo tan simple, como quitarle los zapatos a un individuo hasta llegar a negarle su condición humana es el mismo proceso simple y sistemático. ¿Cuál es el mecanismo simple que aplican o han aplicado los mesiánicos? Eso es lo que es necesario desentrañar, para así develar la estrategia aplicada y que está dando resultados a quienes detentan el poder en este momento. Ya que existe una situación extraña, donde la hendidura de la voluntad es patente.
Ahora bien, ¿la estrategia es siempre despojar? Sí y no, de allí la doble cara de la moneda. Por un lado despojas, por otro integras. Aunque no al mismo individuo. A uno lo despojas a otro lo integras. Y considero que esa es la situación que acá se plantea. La estrategia ha sido despojar a unos e integrar a otros. Los dividendos políticos positivos los está dando el integrar; el despojar se ha convertido en un sucedáneo de aquel.
Enzo Del Búfalo señala (http://prodavinci.com/2016/01/31/actualidad/enzo-del-bufalo-la-economia-no-capitalista-aun-no-se-ha-inventado-por-hugo-prieto/), que “el chavismo las reintegró (a las masas empobrecidas de venezolanos) a la sociedad y con eso corrigió no sólo el error del bipartidismo adeco-copeyano, sino que además corrigió un error histórico en Venezuela”. Algo con lo cual tienen que lidiar ahora los políticos dentro del panorama presente y futuro. Porque, continua Del Búfalo, “desde la Guerra Federal había quedado pendiente un problema. ¿Cómo integrar a los esclavos y a los descendientes de los esclavos a una sociedad moderna?”.
La pregunta maliciosa: ¿Es real está reintegración? ¿O es un mero espejismo, por medio del cual las masas se creen realmente agentes activos de la política y no una mera ilusión para tenerlos comiendo de la mano? A la primera pregunta respondo que sí, pero tal reintegración se produjo en la gestión de Chávez Frías, que es lo que apunta acertadamente Del Búfalo. A la segunda, también es un sí, pero esta se remite a la gestión de Maduro Moros. Quien gobierna con la reintegración de las masas empobrecidas ya en ejecución, de la cual saca provecho político haciendo uso de la semántica de Chávez Frías.
Ahora bien, ¿cómo manejar esta reintegración social dentro del hacer político de la República? Creo que los libertarios, en este caso ellos son los despojados o desplazados, no saben qué hacer con ella. De allí sus contantes fracasos. Desconocen cómo abordar esta situación del siglo XXI y la quieren tratar como si ella no existiese. Lo que precisa Enzo Del Búfalo es importante porque signa el hacer político del siglo XXI venezolano, y no se puede obviar. Que es lo que hace permanentemente un sector de los «libertarios», el cual actúa como si el chavismo no hubiese existido. Por otra parte, es lo que mantiene en el poder a los actuales aprovechados del chavismo, que han sabido sacarle buenas ganancias a esa reintegración. Sin importarles mucho las masas.
La torpeza rampante de los «libertarios», quienes creen que la actual política debe realizarse a partir de la furia y los porrazos, desde lo visceral; con llamados a un enfrentamiento de guerra que solo existe en sus ficciones es lo que ha predominado en los años que van del siglo XXI. Tal torpeza ha acumulado derrotas tras derrotas sin aparente explicación racional, y no puede tener explicación racional porque las acciones políticas han sido arracionales. Carecen de la visión de lo que sucede actualmente, estos son los despojados.
Por ello, la «oposición» es una amalgama mal hecha, un mero menjurge sin brújula. Cuando logran alcanzar una cima pierden kilómetros de territorio. Discursos inconexos y acciones peores. Hablan de libertad cuando todo el mundo está en mengua de hambre. Son un revoltijo sin praxis política; porque cada día parece que empiezan de nuevo y cada vez peor. Hablan de democracia y olvidan el discurso social, les repugna el roce. Son auto-satisfactorios.
Miran «los libertarios» para donde no es, viven desubicados, se inventan su propia historia excluyendo la del otro. Intentan convencer al neocortex porque son intelectuales. Son malos animales políticos, definitivamente. Es que son plásticos, no de sangre y piedra. Van de derroteros en derroteros sin lazarillos, porque su autosuficiencia no lo admite. Vocingleros hasta más no poder, fofos y gelatinosos. Lo que practican es una política de canallas y perversos. Una pseudo-política liquida y gaseosa; un pastiche que no llega a ideología.
A todo esto dirán los «libertarios», la culpa la tienen los reintegrados, los marginales, porque a ellos les gusta vivir así. Con eso justifican su desdicha mental y quedan satisfechos. La miseria de la política es fácil de satisfacerla. Solo se mueven a partir de su visión de despojados o desplazados; que no es la estrategia política más adecuada, si a los resultados comiciales nos remitimos. Estos deben estar en una situación semejante a la ocurrida a los señores de la Colonia durante la Guerra de Independencia, que se vieron desplazados de sus lugares de poder.
Los mesiánicos, que ejercen el gobierno, han heredado esta reintegración social y la han manejado para sus intereses y a su conveniencia. El discurso de tal reintegración se ha universalizado y a la vez se ha particularizado, porque solo está dirigido al sector que es rentable para su permanencia en el poder político. De allí su enfrentamiento permanente contra los desplazados, porque estos representan los malos del juego político y social.
El discurso que hereda y se apropia Maduro Moros lo lleva a ahondar en los significados normativos de una cultura de la integración social realizada por Chávez Frías. A ésta le da precio de jerarquía de valores sociales, de costumbres, de modelos de personalidad y de sociedad. Razón por la cual, repito, se enfrenta fraudulentamente a la moral de los despojados. Que se han quedado anclados en su anterior posición de ser propietarios de lo social.
Por otra parte, que a partir de la reintegración chavista un neo-totalitario tenga alta autoestima es mala noticia. Porque ésta lleva a la no-producción, a la no-generosidad, a la perdida de posibilidades. La acción de tal autoestima se ha convertido en una teoría de las ventanas rotas, de la cual ahora es parte del problema.
La experiencia de la reintegración es llamativa por el riguroso manejo de la metodología del resentimiento y del rencor. La principal meta educativa con percibimos en el discurso presidencial es la preparación para la acción contra el otro. Orgullo nacional, sumisión a la memoria del ya muerto Chávez Frías, culto a su vitalidad y fuerza resumida en odio al enemigo.
El sentimiento de humillación convertido en resentimiento es la fuerza que moviliza a las masas reintegradas. Esa es la estructura personal y social que se desea. Y aun cuando se despiertan inmediatamente sospechas, el resentimiento conduce a la comprensión y la tolerancia del discurso mesiánico. El ánimo debilita a la razón. Este adoctrinamiento para el resentimiento se practicando sistemáticamente.
De esta manera, se ha ido imponiendo un modelo de realidad. Al ser los mesiánicos inductores de creencias. El madurismo, por ser heredero del chavismo, se ha lisonjeado a sí mismo al considerarse el triunfo de las masas empobrecidas. Ha inmovilizado a una nación, creado una cultura, una plástica, una ideología, lo cual supone una permanente estrategia estructural.
Referencias:
Facebook: consultoría y asesoría filosófica Obed Delfín
Youtube: Obed Delfín
Issuu: http://issuu.com/obeddelfin
Pinterest: https://www.pinterest.com/obeddelfin
Twitter: @obeddelfin






Comentarios