EL XVIII AÑO DE LOS MESIÁNICOS
- 9 dic 2017
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En el año XVIII de los mesiánicos éstos han entrado en barrena como sus semejantes socialdemócratas y socialcristianos, en los años noventa del siglo pasado. Debemos recordar que la pugna entre demócratas y cristianos, en los años ochenta, se distinguió por echarse las culpas unos a otros, se decía, la culpa es del «gobierno anterior» y con esto se paliaba momentáneamente la situación.
Otro ardid de ambos partidos políticos consistía en llamarse corruptos mutuamente y hacía las cosas se iban degenerando poco a poco. Ya en los mentados años noventa la degradación política entró en un brete agudo, y comenzaron a llamarse corruptos y ladrones dentro del mismo partido, no hacía falta que nadie de afuera dijese nada. Entre ellos mismos se apostrofaban sin cansancio.
Incluso Piñerua Ordaz, un político gris, amenazó en televisión con una lista de corruptos del mismo partido socialdemócrata, lista que nunca apareció y que tal personaje años después desmintió haberla anunciado. Así estaban las cosas por esa década oscura y degrada. El político en cuestión, si mal no recuerdo, popularizó el término «barragana» al referirse con este mote a la amante del Ex–Presidente Jaime Lusinchi.
El plomo lingüístico era fuerte y cruzado entre los mismos partidarios, fuesen éstos socialcristianos o socialdemócratas. La situación económica hacía agua por todos lados, ya habíamos entrado en el segundo mandato de Carlos Andrés Pérez que a los pocos días de asumir el mando enfrentó una explosión social, que los mesiánicos se la pasan adjudicándosela con un gran fenómeno social, y que en verdad solo fue un acto vandálico en masa sin dirección política alguna, y muy mal agenciada por las autoridades políticas que no supieron que hacer en esos momentos. Incluso «el policía» Izaguirre, Ministro del Interior para el momento, en cadena nacional salió tan asustado que tuvieron que cortar la transmisión porque no podía hablar del miedo que tenía. Lo que pudo decir fue: «No puedo, no puedo». Estaba pálido y chorreándose.
La degradación política era gelatinosa. Los bandos políticos estaban cegados por la codicia y la putrefacción en que se encontraban. Eran ciegos, sordos, mudos no porque hablaban «hasta por los codos», solo palabras huecas que ha nadie convencían, porque no había forma de hacerlo.
Este panorama siniestro y putrefacto de la década de los ochenta y noventa, vuelve a otearse actualmente. A los mesiánicos se le ven las mortajas de un cadáver insepulto. La degradación mesiánica tiene un comienzo preciso, y este se puede precisar en el mismo momento que en su alocución Chávez Frías anunció que tenía cáncer.
En ese momento, los mesiánicos se dieron cuenta que solo era cuestión de tiempo para que se iniciará su desaparición, la cual ya empezó. El proceso de corrupción y robo del tesoro público se aceleró. Comenzó entre ellos un «sálvese quien pueda» y esto ha significado robar todo lo que se pueda en la instancia que sea.
Ahora los mesiánicos rememoran a sus pares los socialcristianos y socialdemócratas dándose sus títulos de corruptos y ladrones. Práctica que han ejercido de manera magistral, son unos aristos en estos menesteres. Las contradicciones que muestran los mesiánicos en la actualidad anuncian su ocaso, no muy lejano. Serán un mal recuerdo.
Serán el recuerdo de una política fracasada. De mentiras proferidas a toneladas. De saqueo a la nación, y daño a la República. Los mesiánicos han entrado en esa situación de «no hay vuelta atrás», en donde el dejarlos solos es mejor para su propia aniquilación. Ahora se caen a dentelladas entre ellos. Esto ya los vimos antes en la década de los noventa, como señalamos.
Será un final deplorable, en el cual arrastran toda la concepción socialista que han corrompido y tergiversado. Sean convertidos en unos bocazas vituperándose entre ellos. Dan muestra del bajo nivel moral al que han llegado como personas y políticos sin escrúpulos. Estos han durado menos que aquellos a quienes llamaban corruptos, y por lo cual instauraron una falsa quinta república, ya que la cuarta nunca existió.
Han sido arrogantes y déspotas. Han instaurado un neo-totalitarismo que no permite la opinión contraria. Eso ha sido «soga para su cuello». En esta oportunidad, la oposición no podrá generar sus absurdas acciones políticas, las cual han sido salvadoras de quienes des-gobiernan la nación.
Van a desaparecer sin pena ni gloria. Como viles personajes de un drama mediocre y perverso. Que se llamen ladrones entre ellos, es lo de menos, incluso es lo que se esperaba. Pero hacer pasar hambre, miseria, dolor a una nación toda, eso será imperdonable. La humillación, el vejamen eso no se olvidará. Unos personajes tan siniestros deben quedar en alguna parte de la memoria, para regurgitarlos cada cierto tiempo.
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