Inmigrantes e imaginario
- 10 oct 2019
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Una de las mentiras que alimenta el imaginario del venezolano es que en este país se recibió a los inmigrantes con los brazos y el corazón abierto. Esto es una pseudo verdad.
(Obed Delfin).- Los inmigrantes europeos que llegaron al país en la décadas del 30, 40 y 50 fueron recibidos sin ninguna reserva, eso es cierto. Pero eso fue más por la actitud pueblerina que existía en ese entonces, que por una verdadera conciencia de lo que era un inmigrante.
Por el contrario, al colombiano que es el vecino continental por excelencia y con el cual el venezolano ha tenido más roce no fue bien recibido, siempre se le tuvo cierta reserva y cuando se pudo se le trató mal. Lo mismo pasó con los ecuatorianos y peruanos en los últimas dos décadas del siglo XX y principio del presente siglo; estos últimos no han olvidado el maltrato recibido, esas historias llegaron a su país y a sus compatriotas.
Cuando la policía arramblaba contra los buhoneros, muchos de ellos oriundos de estos países americanos, en el Centro o en Sabana Grande no tenían ninguna consideración por la nacionalidad. La orden era desalojarlos a la fuerza, a veces le decomisaban la mercancía, otras no; a veces se los llevaban presos, otras no; a veces los maltrataban, a veces no.
No recuerdo que nadie hiciese una alharaca porque eran extranjeros necesitados, solo eran vistos como una molestia y un estorbo. Aún hoy en día hay comentarios xenófobos contra la gente de Petare y los del Valle del Tuy porque muchos son colombianos.
Muchos venezolanos se reían a mandíbula batiente, a finales de los ochenta y principios de los noventa, con aquellas parodias que les hacían a gallegos y portugueses en «Radio Rochela», y decían eso es solo «un chiste». Como no eran ellos el objeto de la burla y la parodia eso no se podía considerar xenofobia, porque estaba hecho con el cariño venezolano. En ese programa cómico no se tenía ninguna consideración por la condición de esos inmigrantes, la mofa era el pan de cada programa.
La burla llego a tal grado que la comunidad portuguesa se quejó ante la directiva de RCTV. No recuerdo si se tomaron cartas en el asunto. Nunca se consideró esto un problema xenófobo, porque el imaginario del venezolano estaba y sigue estando distorsionado a ese respecto. El venezolano pensaba que eran simples chistes, algo jocoso propio del buen humor del mismo. Todo se reducía a eso, a que era un chiste o una broma.
Con los chinos también fue igual, pero éstos cómo que se hacían los desentendidos o no le paraban ni media bola porque más tarde sabían que el venezolano iba a matar el hambre con el arroz frito, y no era el de Puerto Rico.
No sé si es que esa palabra xenofobia no se conocía en ese entonces porque aquí adentro nadie la usaba. No estaba de moda.
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