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  • 19 sept 2019
  • 3 Min. de lectura

(CNP-Venezuela).- Al leer un artículo de  Mario Vargas Llosa en El País, sobre cómo Zimbabue dejó de ser una nación de esperanzas para un continente y  se convirtió en un exportador de ciudadanos que lo único que querían era huir de su país ante la incertidumbre de que un futuro mejor llegará, uno se ve obligado a establecer comparaciones entre la nación de  Robert Mugabe, quien al morir la dejó destrozada, porque bajo su dictadura la agricultura prometedora se convirtió en una ruina y Venezuela, que ante el populismo autoritario ha descendido en calidad de vida y ha aumentado la pobreza crítica.


Mugabe permaneció en el poder 37 años y en nuestro país ya suman 20 los del chavismo. Junto al desplome industrial se han cedido espacios a la mediocridad en los sistemas de salud y educación, la independencia económica es una frase hueca en boca de quienes detentan el poder y la huida a otros destinos se inició hace mucho tiempo. Son miles los profesionales preparados que han enriquecido las plantillas de otros países. Hoy la inmigración ha cambiado de rostro y las fronteras están atiborradas de familias enteras, caminantes, cuyos escasos recursos les obliga a salir a pie para luego llegar a ese otro destino donde supuestamente mejorarán su situación y se convierten en otro número en la cifra de refugiados, sin casa, sin escuela para sus hijos y viviendo de la caridad.


Y al igual que ha sucedido en Europa, ante la avalancha de pobres, el rechazo no ha tardado en aparecer, porque los recién llegados “ponen en peligro la seguridad” del país que los recibe, que en el caso de América latina, esos países todavía no han solventado sus propios problemas y el poco desarrollo que han alcanzado siempre está bajo la amenaza de los aventureros de la política, que como Mugabe desean apoderarse del poder  para construir el nido donde incubarán la corrupción y la violación de los derechos ciudadanos.


La respuesta de las autoridades a la angustia colectiva de ser víctima de la miseria se reduce en ataques al opositor, en acusaciones que no pasan de ser un show político pero que tienen como objetivo desalentar a la gente, destruir la moral y arrasar con la poca esperanza que pueda quedar. Y es que el populismo autoritario no tiene escrúpulos para acabar con la reputación de alguien, esa es otra de sus armas.


Sus campañas inescrupulosas se incluyen en todos los medios, pero no hay posibilidad para la defensa del otro. Con estas cortinas de humo se pretende ocultar los desmanes contra la naturaleza, la absoluta falta de un sistema de salud que pueda atender a niños y ancianos, la incapacidad de liderar campañas sanitarias preventivas de enfermedades, la nefasta destrucción de los cuerpos académicos dejando a la educación en el abandono.  

Venezuela está en caída libre y, como lo señala Tom G. Palmer, estos gobiernos populistas y autoritarios imponen un régimen excluyente. Se habla de pueblo, pero se refieren a ese pueblo manipulado por el propio régimen que por ignorancia, miedo o sentido de sobrevivencia, supuestamente, lo apoya. Los poderes están bloqueados, se limitan las libertades individuales y económicas, se destruyen los sindicatos, se anula la libertad de expresión, sólo las redes sociales permiten un alivio, aunque también están contaminadas.


El populismo construye barreras para separar, poner a los unos contra los otros porque esa es la única manera que el incapaz puede retener el poder, por eso crea las etiquetas de inocentes y culpables, evade responsabilidades, busca como aliados a depredadores y es incapaz de negociar por desconocer los mecanismos para ello pues está acostumbrado a comprar conciencias.

  • 21 ago 2019
  • 3 Min. de lectura

—Ja ja. «Por acá nos llega un mensaje del gringo cooperante que dice: el jefe misión sapo está de piquitos con los mesmos del norte». Cómo le quedó el ojo camará.


“Llévala para el rincón y apriétala” ¡Bichito!


Qué le parece la jugada del bocón.



Algo se está tramando desde que lo quisieron dejar por fuera.


—Así mismo es.

Cuando el primero de mayo salió todo alborotado a armar junto con su carnal ojos puyuos la novela La Carlota.


Porque el chofer ya y que tenía el avión listo para darle chola y la primera combatiente en República Dominicana esperando el bembe. Y eso de la primerísima salió en esa página que tiene censurada el gobierno, la que se llama Aporrea. Aunque ahora todas están censuradas.


Se puso de acuerdo con su compinche y le desfarató la jugada al chofer, y llamando a la gente a Miraflores para y que defender la revolución. Cuatro gatos fueron, sería los que consiguieron en la Plaza Bolívar y los arramblaron para allá.


—El que menos puja suelta una lombriz.


—Es que ese día se dio cuenta que le querían dar chicharrón con pelo.


Que no estaban jugando carrito.


Y de ahí empezó «Ring ring ¡Alo! Madame Kalalú»


Cooperante «llamando a control, satélite no responde». Cooperante «llamando a control, la NASA no responde». Cooperante «por favorcito con la caseta blanca».


—Le preguntaron al respecto y dijo que eso es una manipulación del imperio, porque él estaba comprando kerosén.


—Seguro era de Peligro a Pele l´ojo.


La noticia dice, y pare la oreja, que “un asesor de Cabello dijo que Estados Unidos ha estado realizando crecientes y desesperados intentos por contactarlo” ¿Un asesor?


Será un jala mecate.


Los del norte y que están desesperados por hablar con él. Ja ja, que risa me da mamá. Seguro es porque allá están con el agua al cuello.


Lo están buscando como palito de romero.


“Es que te anda buscando un carro negro

de antena larga lleno de gente y lente oscuro

los de la seguridad


Por tu mala maña de irte sin pagar.

Te están buscando unos tipos

que cuando niños sus mamas no los querían

y ahora de adultos viven repartiendo bofeta’s”


 ¡Dígalo ahí!


—Lo que anda es pidiendo cacao.


Ya dijo que eso es una «fake news». ¿Así es qué se dice?

O cómo sea.


—Lo que pasa es que «hay fuego en el 23».


Y no sabe de qué palo agarrarse. Está dando pataletas de ahogao como todos los demás.


Qué querrán decir con eso de que el cooperante “parecía tener amplios conocimientos y llegó bien preparado a la reunión con el enviado respaldado por Estados Unidos”.


Será que tenía una carpeta gorda con información de la buena. O será que ahí mismo empezó a cantar más que un arrendajo.


Se acuerda cuando decían que a aquel le dieron uno para que hablara y tuvieron que darle cien para que se callara. A lo mejor ahora lo llaman el Pavarotti cooperante.


—Asegurando el pellejo anda.


La noticia dice que hay otros verdes parloteando sabroso con los del norte.


—Así es. Hablando como loros

“yo te lo dije Canallón

te iba a salir cara

todo el mundo ya sabe tu historia

todo el barrio sabe la verdad

que jugaste un dinero y perdiste

y te fuiste sin antes pagar”


El asesor dijo “que Cabello sólo se reuniría con estadounidenses contando con el permiso del presidente”.


Si al chofer nadie le hace caso, para qué entonces le van a pedir permiso. Si en este estero político todo el mundo hace lo que le da la gana, solo están pendiente de «cuánto hay pa´ eso», hacer negocios sucios y robarse el dinero de la nación.  Van ha decir que misión sapo va a pedirle permiso al chofer.


«Si Luis» por aquí se va pa´ Roma.


Eso no se lo cree nadie.


—Mire, ya abrieron la bodega.


Voy a ver si me fían un papelón, nos vemos al regreso.


Y le dijo: Por ahora, apriete.

  • 24 jul 2019
  • 3 Min. de lectura


—Compita, y pasó los diez mil.


¿Diez mil qué?


—Los diez mil soberanos.


¿A qué se refiere usted hombre? ¿De qué me está hablando?


—Del dólar paralelo. Que ya pasó los diez mil soberanos.


¡Ah bueno! Y qué creía ¿qué iba a bajar?


Eso es parte del plan de la recuperación económica que ha implementado este gobiernucho. Eso está fríamente calculado.


Además, usted sabe que en este estero, desde que llegó el mostachudo al poder, el Banco Central en política cambiaría es un cero a la izquierda.


Aquí quien impone el cambio monetario son las casas paralelas, porque ese hombre pasó años dándole publicidad al dolartoday. Todos los días hablaba de esa casa de cambio o lo que sea, se dedicó a establecer que quien lleva la política cambiaría es esa gente.


—Y echó al Banco Central pa´ un lao. Tal y como usted lo ha dicho.


—La política de destrucción ha sido sistemática. Acabar con todo para que solo sean ellos quienes dan las dádivas. Esa ha sido la política de estos chavistas relamidos.

Y más de uno riéndole la gracia.


—Hay volvió a salir el sapo mayor a decir que las elecciones parlamentarias son pronto.


¿Cuál parlamento? Si aquí no hay nada de eso.


Aquí lo que hay son cobradores de quince y último que se hacen llamar constituyentes de la nada.


—Yo no creo ya en nada, le digo en verdad.


Y cómo va a creer, si son solo mentiras.


Leyó la noticia que la “producción criolla comienza a verse en la cajas CLAP”. Si es que no se ven las cajas esas ¿cómo va a verse la tal producción criolla?


Y la noticia sale como si fuese la primera vez que en este país hay producción nacional. ¿Antes nunca hubo?


—Todo está hecho para que uno se crea las semerendas embustes. Pero no hay manera, habría que tragar muy grueso y el gañote no da pa´ eso.


—¿A cómo se irán poner los precios con esa depreciación del soberano?


—Lo que tiene que hacer es multiplicar y más nada. Usted debe ganar lo suyo en dólares, imagino.


Bajú, con qué se sienta la cucaracha.


—No se preocupe entonces, que a lo mejor el próximo bono lo dan en dólares y resuelve la vida, o lo poco que queda de ella.


—Y usted vio la entrevista que le hicieron al fiscalete.


No la vi. Usted sabe que el televisor hace tiempo atrás que se quemó con unos de esos bajones.


Usted se imagina que con cada bajón que hay cayera fulminado un ministro.


—Tendrían que estar renovando el gabinete ministerial cada día o cada mediodía. Porque no se darían abasto con la cantidad de apagones que hay cada día.


—A los tres días mínimo se acaba este gobierno. Porque quién va a aceptar ocupar un puesto de ministro con esas condiciones.


Porque estos son valientes para meter la mano hasta el codo, pero más allá ¡zape gato!


—En este estero nadie habla bien de nada.


—Es que no hay manera. Esto es un valle de lágrimas, un llantén.

Las desgracias son muchas.


—No solo son muchas, sino que vienen una detrás de otra. Vienen encadenadas.


—Habrá que ponerse a inventar cosas alegres. Para ver como se sale de esta depresión emocional.


—Es que hasta los programas cómicos dan tristeza.

¿Y cómo va el cambur, compita?


—Amarillando, que más le puedo decir.


Por ahí hay unos pájaros que se los quieren comer. Estoy ojo avizor con esos muérganos, porque en cualquier momento le hincan el diente y se lo raspan en un descuido que tenga.


Voy a ver si hay alguno bueno por allá, no se sude mucho que no hay agua.

Y le dijo: Por ahora, apriete.

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