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(Magnet).- Una nueva fórmula matemática basada en el envejecimiento genético pone de manifiesto dos cosas: por un lado que el truco de multiplicar por siete la edad de los perros no es fiable y por otro que aunque existen muchas coincidencias entre los procesos de envejecimiento de perros y humanos, los canes llegan a la adolescencia y a la edad adulta en un intervalo de tiempo mucho más corto para después envejecer más lentamente.


Falso mito. Un reciente estudio publicado en la revista Science asegura que llevábamos años calculando mal la edad de los perros porque para llegar a conocer su longevidad hay que aplicar una ecuación matemática y no la sencilla tabla del siete. Es decir, si el animal en cuestión tenía "un año humano" su edad perruna no equivale a siete años, sino que la manera de llegar a la edad exacta lleva algo más de trabajo.


El ADN. Este nuevo método elaborado por investigadores de la Universidad de San Diego nace de comparar las modificaciones que sufren los perros y los humanos en sus genes conforme se van haciendo mayores. Para ello se observa la metilación, un proceso químico que tiene lugar durante el envejecimiento de ambas especies y que consiste en añadir un grupo metilo (molécula compuesta por un átomo de carbono y tres átomos de hidrógeno) al ADN y que sirve para determinar el reloj epigenético de perros y humanos. Es decir, identificar los puntos en común presentes en las fases de envejecimiento de humanos y perros. Seguir leyendo



(MAGNET).- Tres años e innumerables escándalos después, Donald J. Trump afronta un proceso de impeachment. El origen inmediato de la investigación se remonta a una conversación telefónica mantenida con el presidente de Ucrania, Volodymyr Zelensky, y filtrada por una fuente anónima a los medios de comunicación. En ella, Trump habría amenazado con paralizar la ayuda militar y económica de Estados Unidos si el gobierno de Zelensky no iniciaba una investigación sobre los negocios de Joe Biden, ex-vicepresidente estadounidense y candidato demócrata a las próximas elecciones, y su hijo en Ucrania. Un chantaje, en suma, para torpedear a un político rival.


Hasta aquí, un turbulento día más en la muy turbulenta presidencia de Donald Trump. Lo extraordinario ha llegado por el lado de la oposición. Nancy Pelosi, speaker de la Cámara de Representantes y a la sazón cargo demócrata con más peso dentro del partido, anunciaba hace tres días el inicio de un proceso de impeachment, el mismo que había rehusado activar durante los meses anteriores por temor a sus consecuencias entre el electorado. A un año de las elecciones presidenciales, sin embargo, el Partido Demócrata ha tomado una decisión trascendental que, de culminar con éxito, podría acabar con la destitución de Trump.


¿Cómo y por qué? Para entenderlo mejor, un breve repaso a sus implicaciones.


¿Qué es un impeachment

El impeachment es un procedimiento privativo de los sistemas presidencialistas. En las democracias parlamentarias, la destitución de un ministro o del presidente del gobierno no reviste connotaciones judiciales o penales. Los gobiernos caen por desacuerdos legislativos o por estrategia política. En los sistemas presidencialistas la posición del presidente, cabeza del Estado, está blindada, y sólo queda a disposición del electorado cada cuatro o cinco años... Salvo circunstancias que requieran de una intervención excepcional por parte del parlamento. Es el camino que ha tomado Estados Unidos.


En rigor, el impeachment puede afectar a cualquier cargo de la administración estadounidense, ya sea un alto funcionario, un juez o un secretario de estado. En la práctica, la palabra ha quedado estrechamente asociada al "proceso de destitución" de un presidente electo. La constitución estadounidense, a través de sus artículos I y II, consagra a la Cámara de Representantes el derecho de expulsar de la Casa Blanca a cualquier presidente que incurra en actos de "traición, soborno y otros altos crímenes o delitos". Es decir, no es un proceso exclusivamente político. Se activa cuando una figura presidencial se ha colocado por encima de la ley.


Es un contrapeso. Un resorte de urgencia que permite al parlamento acotar los posibles desmanes de un presidente revestido de un poder extraordinario.


¿Cómo funciona?

Consta de tres fases, similares, aunque con diferencias críticas, a las de cualquier proceso judicial. La primera es la de investigación o instrucción, y recae sobre el Comité Judicial de la Cámara de Representantes (House Judiciary Committe). Se trata de un órgano parlamentario dedicado a supervisar la administración judicial . Es mixto, y sus asientos se reparten en función de la composición de la cámara baja. A día de hoy cuenta con 41 representantes, 24 de ellos demócratas y 17 republicanos. Su tarea, crucial, es la de ahondar en los posibles delitos o crímenes de estado en los que haya incurrido el presidente.



Era cuestión de tiempo que la marihuana entrara en las aulas. No como bien de consumo, cuya longevidad está acreditada, sino como materia de estudio. Un puñado de centros universitarios norteamericanos han anunciado la implantación de másteres o carreras relacionadas con la ciencia y la industria del cannabis. Es acaso el signo más elocuente del triunfo del sector: ya genera tal cantidad de negocio, y está tan relacionado con cuestiones técnicas, que merece su espacio académico.


¿Quiénes? Lo cuenta Quartz: a partir del próximo curso la Universidad de Cornell, en Nueva York, ofrecerá un curso de posgrado titulado "Cannabis: Biología, Sociedad e Industria", destinado a comprender la historia de la marihuana, su impacto social y económico y sus fundamentos horticultores. El pasado junio, la Universidad de Maryland anunció un máster de dos años enfocado a la marihuana terapéutica y la ciencia canábica. La Universidad de Ciencias de Filadelfia incluirá cursos MBA, orientados al estudio económico del sector.


La fiebre llega a Canadá, segundo país del mundo en legalizar el consumo y la producción de cannabis. La Universidad McGill aspira a ofrecer un posgrado relacionado con la producción de marihuana para 2020.


¿Por qué? Por el mismo motivo por el que surgieron las universidades en la Edad Media: con objeto de transmitir y preservar los conocimientos sobre una cuestión técnica en un mercado potencialmente millonario. El cannabis ya genera entre $10.000 millones y $13.000 millones sólo en Estados Unidos, donde aún no es legal a nivel nacional. Los estudios sobre su capacidad de crecimiento colocan su futuro a corto plazo entre los $50.000 millones y los $66.000 millones, en función de las variables.Más información

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