top of page

ree

Mucho se ha escrito sobre las responsabilidades innatas que deben asumir los periodistas. Hay tratados, muy completos, que hablan sobre la materia, y siempre surge aquel principio que un verdadero Comunicador Social apegado al Código de Ética del Periodista debe precisamente adecuarse, por sobre todas las cosas, a ser objetivo, veraz y equilibrado.


A lo largo de nuestra experiencia pensamos que el periodista debe ir mucho más allá. En primer lugar debe dejar a un lado ese encierro, que muchas veces le producen esos postulados, que hacen que asuma posturas pocos ceñidas con la verdad. Es decir, el reportero debe actuar a conciencia, que no es otra cosa que alimentarse de la verdad y de la justicia.  


Un Comunicador Social, indistintamente que no comulgue con una determinada tendencia política, o con un gobierno o con un Presidente, no quiere decir que tiene pleno derecho para tomar su pluma, como arma, para atacarlo, inmerecidamente.

Un periodista serio, amante de su patria, debe ser por sobre todas las cosas, leal a ella. No puede permitir, bajo ningún concepto, que el país que le vio nacer sea tomado por asalto para ser expuesto a los más viles ataques, solo por intereses muchas veces foráneos.


Pero además un claro Comunicador Social debe defender a todo trance las instituciones públicas, el estado de derecho, nuestra Constitución y la voluntad democrática de las mayorías, sin embargo vemos, en este sentido, que por lo general se guarda un silencio cómplice cuando se trata de revertir estos principios.

No es mentira que el periodismo que se practica hoy en día está sujeto a intereses descarnados, bien porque lo alienta con su voz de mando del dueño del medio, o porque el reportero no actúa con sinceridad.


Es decir, el hecho que un periodista  se inmiscuya o interfiera en un determinado problema no hace de él un profesional fuera de lugar, por el contrario si su voz está contribuyendo a esclarecer el conflicto, apegado a la verdad y a la justicia, está transitando el verdadero camino que debe asumir.


Bajo las circunstancias actuales que vive el país no es posible que un Comunicador Social se preste para publicar las insensateces de aquellos que piden, por ejemplo,  que el país sea invadido por una coalición armada, o que se permita que un leguleyo alegre exija mayores sanciones en perjuicio de la nación. En nuestro caso nos negamos a promover esos desafueros, porque nuestra conciencia no los impide.


Un verdadero Comunicador Social debería más bien contribuir con su clara óptica a corregir entuertos, es decir, estaría llamado a preservar la paz, evitar la diatriba y el encono innecesario, pues es su deber promover la mejor calidad de vida que se merece una sociedad.


En estos momentos difíciles que vive Venezuela todos los periodistas del país,  sin excepción, deberíamos hacer un frente común para salirle al paso a todas aquellas propuestas que vayan en contra de la reconciliación y la paz; de seguro quien pretende utilizarnos, para promover lo contrario,  deberá muy bien pensar lo que va a declarar y el llamado que piensa formular.


Es hora de salir del encierro, indistintamente que se nos presente desencuentros con los propietarios de los medios. Si el gremio en pleno asume el rol que verdaderamente nos debe corresponder, de seguro la política editorial de los medios más reacios a aceptar el periodismo ajustado a la justicia y a la paz, estarán llamados a cambiar.

Es fácil, hoy en día, a través de las redes sociales, imponer criterios bastardos que van en contra de los buenos principios, es por ello que el Comunicador Social, apegado a la verdad y a la justicia, está llamado a desmontar esas políticas perversas, mediáticas, que solo buscan enrarecer más aun el panorama que vive la nación.


Vaya hasta todos los colegas nuestras más sinceras felicitaciones por estar celebrando hoy nuestro día, y Dios permita que la verdad y la justicia, a través de nuestra conciencia, se imponga siempre a través de un periodismo digno y limpio, que solo busca preservar la paz que tanto nos merecemos.

 
 
 

Actualizado: 28 jun 2019

En Venezuela se violan los Derechos Humanos de los periodistas


ree
Expresión Libre-


En una nueva conmemoración del Día Nacional del Periodista venezolano resulta ineludible para la Asociación Civil Expresión Libre, Comunicadores por la Paz y la Democracia, que los periodistas, el gremio y la propia sociedad civil elevemos enérgicamente nuestra voz de reclamo exigiendo a quienes hoy ejercen el control político del Estado, el respeto a los derechos de libertad de expresión e información y al ejercicio de la labor profesional informativa, garantías que han sido severamente vulneradas durante los últimos veinte años. 


La sociedad venezolana está sumida en una crisis que abarca todos los órdenes de la cotidianidad de la población, por ello es fundamental que los periodistas puedan informar debidamente sobre la exacta dimensión de los problemas, ayudar a su análisis y comprensión y facilitar la orientación hacia sus posibles vías de solución. Así lo requiere el futuro de Venezuela y sus habitantes que hoy viven una situación al límite.


Sin embargo, durante estos últimos años, y sobre todo desde que quienes hoy ejercen el control del Estado venezolano revelaron abiertamente su objetivo de instaurar una hegemonía comunicacional, lo que se ha presenciado es el desmantelamiento paulatino de la vigorosa red de medios impresos y audiovisuales del sector privado con la que contaba Venezuela hasta el final del siglo XX y la imposición de límites, trabas, violencia y agresiones físicas contra los periodistas en su desempeño profesional.


La situación es en extremo grave y delicada. Para que los periodistas y los medios de comunicación en los que trabajan puedan ejercer cabalmente su labor informativa es necesario que se garantice el acceso a las fuentes de información pública y que además cesen las prácticas discriminatorias contra los medios independientes y en favor de los medios oficiales. Los organismos del Estado venezolano operan sin ninguna transparencia ni posibilidad de escrutinio público: escasamente aportan informaciones sobre su quehacer y regularmente niegan la que les exigen los periodistas e incluso los particulares en ejercicio de un derecho constitucional.  


Tan importante como ello es que quienes están al frente de los numerosos organismos de seguridad del Estado, y especialmente de la GNB, SEBIN y PNB, impartan instrucciones precisas para que de una vez por todas cesen las agresiones físicas a los periodistas, de las cuales por cierto no escapan ni las mujeres reporteras.  Son constantes las retenciones, la destrucción y robo de sus equipos de trabajo o los insultos por el simple hecho de dar cobertura a los aspectos más visibles de la crisis nacional y las protestas ciudadanas que ellas generan. En el número de casos de estas afectaciones no existe comparación alguna en la región latinoamericana. Son centenares cada año y han sido miles durante estas dos décadas de régimen socialista.   

Mención especial merecen la irregular situación que se viene presentando en la Asamblea Nacional, a cuyas plenarias le es impedido el acceso a los reporteros sin razón ni explicación alguna. Los jefes de los poderes desatienden todos los llamados que se hacen para que la GNB abandone esa conducta irrespetuosa hacia los profesionales del periodismo y violatoria de la Constitución Nacional.


La destrucción de lo que fue un sistema de medios diverso y plural, tanto en su credibilidad como en las bases de sustentación económica fue un objetivo que el proyecto revolucionario buscó desde sus inicios. Del sector de los medios impresos han desaparecido cerca de la quinta parte de los 90 que existían al comienzo de la década del 2000. En el sector radial se cuentan por decenas el cierre de medios por medidas de dudosa legalidad o por simples retaliaciones políticas. Con la desaparición de esos medios o con la reducción de operaciones se han perdido miles de puestos de trabajo. La destrucción de la economía nacional hace difícil la supervivencia de medios y de salarios dignos y suficientes para el sostenimiento de los periodistas y sus familias.


Como contraparte, se ha extendido la censura y la autocensura y hoy los medios del Estado venezolano, usufructuados únicamente por la clase política dominante, no le ofrecen a la población más que un discurso unidireccional, propaganda, proselitismo y montajes políticos, muchos de ellos con el odio como componente fundamental.


Este 27 de junio, Expresión Libre manifiesta su palabra de aliento, solidaridad y reconocimiento a los periodistas venezolanos, quienes en medio de grandes dificultades siguen trabajando para mantener informada a la colectividad y los hacen además con grandes méritos como lo atestiguan los importantes premios que ha merecido su labor en el exterior.

Por Expresión Libre

Silvia Alegrett

Coordinadora General

 
 
 

Actualizado: 24 jun 2019


ree
Nicolás Maduro y Juan Guaidó

Tras cinco meses de la jura frente a una multitud al este de Caracas, el presidente interino de Venezuela, Juan Guaidó, comienza a retroceder en las encuestas, aunque sigue siendo el político con mayor aceptación según Datincorp. Los venezolanos no avizoran la proximidad del cese de la usurpación prometido, indispensable para avanzar en la fórmula del gobierno de transición y elecciones libres. Estados Unidos, el principal aliado externo de Guaidó, tampoco envía señales de una intervención militar. Todo apunta a que la oposición sigue lejos del objetivo de deponer a Nicolás Maduro.


Danny Leguízamo/EC


El 23 de enero pasado, contra todo pronóstico, Juan Guaidó se juramentó como presidente interino de Venezuela. Con la fórmula del cese de la usurpación, gobierno de transición y elecciones libres, reagrupó a la disidencia que parecía irremediablemente fracturada. También reavivó el ánimo de la militancia opositora, frustrado luego de sucesivos fracasos en actividades de calle que solamente terminaron con muertos, heridos y presos, particularmente en 2014 y 2017. Guaidó se blindó con el respaldo de la Administración de Donald Trump, y luego fue reconocido por más de 50 países. “Vamos bien”, repetía a las multitudes que abarrotaron calles y avenidas para escuchar sus discursos.


Pero tras cinco meses, Maduro no ha sido depuesto. Sigue instalado en el Palacio de Miraflores luego de enfrentarse a cinco episodios clave: el ingreso de la ayuda humanitaria, el regreso de Guaidó al país, el alzamiento del 30 de abril, las sanciones de Estados Unidos y el secuestro del vicepresidente del Parlamento, Edgar Zambrano (AD), a quien el régimen mantiene en aislamiento en una mazmorra de Fuerte Tiuna.

Otros diputados se han ido del país -como Richard Blanco, de la alianza que dirige María Corina Machado-, y algunos han preferido presentarse como huéspedes en embajadas, como el caso de los legisladores Américo de Grazia y Mariela Magallanes. La Asamblea Nacional, controlada en dos tercios por la oposición, se va quedando sin la presencia física de los más importantes legisladores.


Ni el alzamiento militar, ni las sanciones ni las actividades de calle -que se supone debían ser masivas por tiempo indefinido incluyendo una huelga general-, han hecho retroceder a Maduro y a la cúpula. El gobernante de facto se sostiene por la Fuerza Armada, infiltrada hasta los tuétanos por agentes de inteligencia cubanos, y apoyado también por Rusia.


La más reciente encuesta de la firma Datincorp, refiere que la popularidad de Guaidó pasó de 41% en febrero, a 33% en junio. Sin embargo, sigue siendo el político con mayor aceptación de Venezuela. La encuesta también refiere que el porcentaje de venezolanos que creen que habrá un cambio de gobierno en los próximos 30 días, ha disminuido de 53% en febrero, a 32% en junio. El 54% no cree que se produzca una intervención militar.


Todo apunta a que las negociaciones entre factores será la tónica de las próximas semanas. “La liberación de Gilber Caro es producto de negociaciones”, señaló a El Cooperante una fuente de la oposición involucrada en el tema.


Por lo pronto, la oposición sigue lejos del objetivo de desplazar a Nicolás Maduro del poder.



 
 
 
bottom of page